Lucha contra el trastorno

Para combatir esta enfermedad es necesario, como en casi todas las patologías psicológicas, que el enfermo acepte que tiene un problema, ya no solo de peso, si no un grave trastorno alimentario y psicológico. En esta lucha el entorno de la persona juega un papel fundamental. Deben hacerles ver la realidad de un modo no muy severo y con tacto, no obstante, hay que tener claro que son enfermos, no personas "dejadas" que comen sin más.

El entorno debe intentar que el enfermo se ponga en maos de un especialista en trastornos alimentarios o como mínimico un médico de familia. Dependiendo de la reacción del enfermo, cabe la posibilidad que sea dirigido a un especialista en psicología. Éste podría ayudarle a comprender qué le sucede y qué puede hacer para combatirlo aceptándolo.

Una vez se acepte el problema, no es necesario una medicación. Con una buena alimentación, ejercicio y vida sana, pueden perder la grasa acumulada, obteniendo un cambio tanto en su físico como en su mentalidad, situación que ayudará a que poco a poco se vayan aceptando tal y como son. Este trastorno, de la misma manera que la anorexia, aunque sea su contrapuesto, se puede superar con mucho trabajo y constancia.