Abuso sexual

El hecho de haber sido abusado sexualmente, es decir, una actividad sexual entre dos personas en contra de la voluntad de una de ellas, existe entre las mujeres con trastornos del comer con mayor incidencia, ya que les transmite más miedo e inseguridad y su imagen es más débil ante la persona agresora; hay estudios que han reportado tasas de abuso sexual de hasta un 35% en las mujeres con trastornos alimenticios, sobre todo aquellas que sufren de bulimia.

El hecho de que haya un abuso sexual en estas personas puede provocar cambios comportamentales abruptos; heridas inexplicables, sobretodo en los genitales o los senos (en las mujeres); vestimenta rota o manchada; un posible embarazo; posibles infecciones de trasmisión sexual; problemas de comportamiento inexplicables; depresión; autoabuso o comportamiento suicida; abuso de drogas o alcohol; pérdida espontánea de interés en la actividad sexual; aumento espontáneo del comportamiento sexual y posible aparición de una sugilación.