Prevención

La mejor prevención contra los trastornos alimentarios, incluida la megarexia, es establecer desde la infancia un estilo de vida saludable, que incluya la práctica de ejercicio físico de forma regular y una alimentación equilibrada, en la que no falte ningún alimento, pero que limite al máximo la ingesta de productos hipercalóricos y poco nutritivos. Enseñar a los niños a que se encuentren a gusto con su físico, pero vigilar que no se produzca sobrepeso ya desde la infancia y, en caso de que necesiten adelgazar, solicitar siempre el consejo de un profesional médico, para evitar que caigan en conductas peligrosas como dejar de comer.

Algunos padres confunden los kilos de más con un signo de buena salud en el caso de los niños, y no se debe quitar importancia al hecho de que el niño coma más de lo normal para su edad y constitución, o se alimente casi exclusivamente de hamburguesas, pizzas y perritos calientes, acompañados de refrescos azucarados, pensando en que ya cambiará y tendrá tiempo de preocuparse de la línea cuando crezca. Un niño obeso tiene muchas más posibilidades de convertirse en un adulto obeso.